sábado, 8 de marzo de 2008

mi guerra

Al estar todo tranquilo, me di cuenta de que venía por consiguiente una terrible tempestad, me preparé para la batalla, pero no me fijé que estaba sola, la batalla comenzó y me defendía como podía, atacaba pero erraba y salía lastimada, me levantaba y continuaba, corría y me escondía tratando de evadir que me lastimasen pero aun asi me pegaban, los que supuestamente llegaron a apoyarme se pusieron en mi contra y discutían entre ellos quien cargaría mi cuerpo si moría y claro, ninguno quería, que les importaba que mi cuerpo se quedara a media batalla solitario y asqueroso, putrefacto, oh pero claro después de eso les llegaría el remordimiento y se darían de golpes de pecho frente al altar de la iglesia, confesándose y comulgando para lavar su pena. Mientras tanto yo seguía en plena batalla y me sentía terrible, mis recuerdos se fueron acumulando ante mis ojos y no me dejaban ver, como la neblina, en mi trayecto encontré a varios colegas que estaban en circunstancias parecidas a las mías y yo los ayudaba a luchar contra sus demonios y al terminar con ellos, se iban felices y me olvidaba de mi misma, ellos se olvidaban de mi, pero no me importaba ya que me gustaba ver que aun en mis circunstancias podía seguir siendo productiva y dibujar sonrisas en la demás gente que yo consideraba amigos, mi verdaderos amigos no estaban enterados de esto, nunca les mencioné que iría a la guerra y de todos modos no hubieran entendido, son buenísimos para muchas cosas pero, ellos no comprenden mucho el amor, la sensibilidad de una herida abierta, ni siquiera que es un abrazo... Un abrazo, eso es lo que necesitaba en medio del batallón enemigo, que llegase alguien a rescatarme, pues ya no tengo ganas de seguir en esta lucha, quiero ser libre, es muy difícil yo misma me decía, quiero borrar mis demonios, quiero borrar las memorias, quiero borrar todo el sufrimiento que me ha sido causado en esta guerra, poder encontrar mi hogar, llegar y dormir calientita al lado de mi amor sintiendo su protección y su amor, poder salir en búsqueda de mis amigos y saber que nada malo pasara, que hay alguien siempre en que me pueda apoyar, estaba en mi delirio cuando una bala de cañón paso rozando mi mejilla, me sentí morir, vi como mi vida caía en pedazos, como cuando haces una pirámide de cartas de baraja y el viento las tira, vi la fragilidad de humano, es un como un copo de nieve expuesto a una vela encendida. Seguía corriendo y corriendo entre la maleza, tropecé con una gran roca que no vi y limpie mi rostro lodoso son la manga de mi blusa y pude percatarme del chorro de sangre que corría por mi cara del lado de la sien derecha, estaba atolondrada, fuera de mi, cuando llego una luz que me invitaba a seguirla, la paz reinaba, mis miedos se iban disipando, ¿qué es esa luz? me pregunté y me sigo preguntando, ¿será mi mejor salida, acompañar a la hermosa señora del fin de mundo, entrar en ese lecho de algodón y pétalos aterciopelados, donde todo es hermoso y no hay nada de que sufrir? o seguir en la batalla hasta resultar vencedora moribunda. Mi mente da vueltas y vueltas, mientras sigo en medio de esa batalla esperando alguna señal para comprender mi destino.

domingo, 2 de marzo de 2008

Mientras viajaba por el cielo ancestral, reganado polvo de flores marchitas por los campos de amores perdidos, divisé tu rostro, tu mirar era profundo, tu pensamiento estaba en otro mundo, me acerque poco a poco encogiendo mis rotas alas y te llamé, no obtuve una respuesta inmediata, tu corazón ya casi no latía, tus manos no tenían posición definida, temblaban sin cesar aunque el calor del eterno sol te estuviese atormentando con sus rayos. Después de que las flores abrieran sus corolas, de tus labios unas palabras sin sentido escaparon, cuidadosamente toqué tu mejilla y pude sentir tu temor, tocar tus sentimientos y percibir tus pensamientos
-No puedo alcanzarla- porfin dijiste, al instante comprendí tu preocupación y sentí celos, pero no podía demostrartelo, - Es hermosa, no es asi?- me preguntaste, -En verdad lo es- asentí. Mientras tu la mirabas, yo solo sufría a tu lado, maldita existencia, malditos sentimientos.
Tu no me mirabas, nunca lo hiciste, ella te miraba y tu no alejabas tus ojos de su alma, te dió la espalda y fué entonces cuando caminaste, caminaste sin importarte lo que de mi fuese, dejabas sobre la tierra restos de tristeza sangre, yo te seguía y lo limpiaba con mi manto y enjuababa con mi llanto, llegaste a donde ella y se desvaneció con la brisa, con amargura te lamentaste y una daga al cielo enseñaste, -Detente que aun no es tu hora de partir- tomando tus manos en el aire te dije, tu mirada hacia mi dirigiste, tus ojos no tenían color ni vida, pues para ti ya nada valía, -Se ha ido- fueron tus palabras y te sentiste desfallecer, en mis brazos te tomé, -Camina conmigo a tierra firme- cubriendote con mi alas te susurré, fuiste conmigo por un rato en la vereda tratando de aparentar interés en mi charla, pero supe que ella aun en tu mente estaba, lagrimas ásperas y cortantes bajaban por mis mejillas dejando horribles secuelas de las que solo yo sabía. Resolví quedarme a tu a cuidarte y consolarte, mi vida darte, siempre amarte. Aún mirasa lo lejos, esperando que regrese montada en una mariposa dorada, resplancediente como como la luna, mientras tanto estoy contigo a la distancia esperando que algún día vuelvas tu mirar hacia mi, tu angel.
Tu alli, parado regargado en ese pilar, sereno y hermoso, con tus propios pensamientos explotando en una revolución de mil colores. No habia lugar para que te sentaras y caminabas un poco de lado a lado, ella junto a ti, nunca supe si es tu hermana, amiga o novia, pero no me importó. Fué la primera vez que te vi y talvez la última pues tenemos vidas distintas y recorremos caminos paralelos.
Adios por ahora, adios.