martes, 26 de julio de 2016

Cucharitas sin cucharita.

...entonces él tomo las cucharas del postre que nos acababan de dejar en la mesa, y dijo - nunca he podido ponerme una de estas en la punta de la nariz, tu sí?-  no supe bien como contestar así que simplemente respondí que no, a lo que exclamó con aire de ingenio - el secreto, me dijeron, es respirarle... darle vapor- seguido esto de la acción y con un grito de alegría  lo consiguió, su sonrisa era genuina y su emoción contagiosa, tomó mi cuchara e insistió que le "respirara" a lo que yo inhalé porque la respiración es mitocondrial... me dijo que no, que debía sacar el aire me reí y exhalé, me coloca la cuchara en la nariz y ¡vualà ! otro éxito, me retiré la cuchara de la nariz y sonreí como hace tiempo no lo hacía, con ganas de acercarme y besarlo, pero eramos amigos, solo somos amigos, así que solo lo miré y sonreí.