domingo, 2 de marzo de 2008

Mientras viajaba por el cielo ancestral, reganado polvo de flores marchitas por los campos de amores perdidos, divisé tu rostro, tu mirar era profundo, tu pensamiento estaba en otro mundo, me acerque poco a poco encogiendo mis rotas alas y te llamé, no obtuve una respuesta inmediata, tu corazón ya casi no latía, tus manos no tenían posición definida, temblaban sin cesar aunque el calor del eterno sol te estuviese atormentando con sus rayos. Después de que las flores abrieran sus corolas, de tus labios unas palabras sin sentido escaparon, cuidadosamente toqué tu mejilla y pude sentir tu temor, tocar tus sentimientos y percibir tus pensamientos
-No puedo alcanzarla- porfin dijiste, al instante comprendí tu preocupación y sentí celos, pero no podía demostrartelo, - Es hermosa, no es asi?- me preguntaste, -En verdad lo es- asentí. Mientras tu la mirabas, yo solo sufría a tu lado, maldita existencia, malditos sentimientos.
Tu no me mirabas, nunca lo hiciste, ella te miraba y tu no alejabas tus ojos de su alma, te dió la espalda y fué entonces cuando caminaste, caminaste sin importarte lo que de mi fuese, dejabas sobre la tierra restos de tristeza sangre, yo te seguía y lo limpiaba con mi manto y enjuababa con mi llanto, llegaste a donde ella y se desvaneció con la brisa, con amargura te lamentaste y una daga al cielo enseñaste, -Detente que aun no es tu hora de partir- tomando tus manos en el aire te dije, tu mirada hacia mi dirigiste, tus ojos no tenían color ni vida, pues para ti ya nada valía, -Se ha ido- fueron tus palabras y te sentiste desfallecer, en mis brazos te tomé, -Camina conmigo a tierra firme- cubriendote con mi alas te susurré, fuiste conmigo por un rato en la vereda tratando de aparentar interés en mi charla, pero supe que ella aun en tu mente estaba, lagrimas ásperas y cortantes bajaban por mis mejillas dejando horribles secuelas de las que solo yo sabía. Resolví quedarme a tu a cuidarte y consolarte, mi vida darte, siempre amarte. Aún mirasa lo lejos, esperando que regrese montada en una mariposa dorada, resplancediente como como la luna, mientras tanto estoy contigo a la distancia esperando que algún día vuelvas tu mirar hacia mi, tu angel.

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